Lo opacado

Todos alzamos la voz y condenamos el cruento atentado a Charlie Hebdo y mostramos nuestra indignación por esas muertes y por las que siguieron y todos forzamos la lengua y supimos decir 'Je suis Charlie' y aplaudimos las caricaturas de un semanario del que no teníamos ni la más remota idea y todos empezamos a hablar, de un momento a otro, de geopolítica y la boca se nos enaltecía de rigor mientras comentábamos sobre fundamentalismos y yihadismos e islamismos y desde un sillón frente al televisor asistimos a la multitudinaria marcha de París y tuiteamos y condenamos y rechazamos y al mismo tiempo ignoramos, ignoramos e hicimos a un lado muchas cosas. Embelesados como estábamos con el injustificado y cobarde y absurdo y detestable atentado en París, le dimos la espalda a un país que se llama Nigeria y que queda en África y que está poblado por más de ciento sesenta millones de habitantes de los cuales cerca de dos mil murieron en un atentado perpetrado por Boko Haram, una célula yihadista que en 2014 mató a más de diez mil personas, además de haber secuestrado a doscientas treinta niñas por cometer el pecado de estudiar, atentado contra mezquitas y asediado por días a poblaciones inermes. Y olvidamos que aquí, en Colombia, en este país que salta entusiasmado para mirar los cercos ajenos pero que es incapaz de reconocer y abordar su propia barbarie, mataron en agosto pasado a Luis Carlos Cervantes, el periodista más amenazado. Luego de haber recibido más de veinte amenazas, el Estado le retiró la protección justo tres semanas antes de que su cuerpo apareciera abaleado. Entonces nadie dijo 'Yo soy Luis Carlos' y ningún periódico re publicó sus denuncias sobre alcaldes mañosos ni alianzas criminales en Antioquia, nadie programó una marcha en su nombre, nadie pareció estremecerse. E hicimos a un lado que en México cuarenta y tres familias continúan llevando sus días en la zozobra porque sus hijos, nietos, sobrinos y primos no aparecen y el Estado, al parecer con las misma indolencia que caracteriza al nuestro, persiste en sus ganas de 'pasar la página' y no hacer frente a a la evidente comunión entre poder político-militar y narcotráfico. Y así, la lista de olvidos se extiende.

Estiramos el cuello para percatarnos de aquello de lo que todos hablaban y olvidamos que en el mundo, este mundo mezquino y cercado por todas las infamias y todas las violencias, también hay otras tragedias, otras razones para la indignación, otras noticias que nos habrían puesto a marchar y a parlotear desde mucho tiempo atrás.

Comentarios

Entradas populares